miércoles, 19 de marzo de 2008

LA CORRUPCIÓN COMO ESTRATEGIA DE PODER CHAVISTA.




Miren para donde va Chávez con sus teorías de poder basadas en la prostitución
de los venezolanos.








*** UN CHAVISTA ANÓNIMO HABLA DEL VENEZOLANO COMO "CORRUPTO EN SU ESENCIA", UNA TEORIA DETERMINISTA Y RACISTA.

En una nota, abajo, escrita sobre PDVSA y EXXONMOBIL (“El Gordo Polanco le gana una a ExxonMobil”), recibí un comentario anónimo, es decir, chavista, cuyo autor, al desatarse en improperios, incluyendo el muy criollo y vernáculo “fuck you”, me dice que él (o ella?) prefiere a la revolución, con toda y su corrupción, la cuál “está en la esencia del venezolano actual”. Se imaginan ustedes?
Esta revelación del chavista anónimo, especímen raro ya que luce estar parcialmente transculturizado, por aquello del “fuck you”, es muy importante para entender la filosofía del poder que exhibe el chavismo, aún sus miembros intelectualmente más limitados.
Ella consiste en ver al pueblo como cromosomicamente corrupto, como una manada de borregos a la cuál se le puede mantener en vasallaje a punta de real. Esta es la estrategia que el chavismo ha mantenido por nueve largos años, consumiendo la hacienda pública de la manera más desvergonzada e inepta.
La teoría del venezolano congenitamente corrupto no es muy diferente en su esencia, aunque de polos opuestos, a la de la supremacía de la raza aria que alimentó Hitler en su momento. Como la locura hitleriana el desdén chavista por el pueblo lo ha llevado a creer que todos los venezolanos nacemos con un cromosoma C, de corrupción, y que solo es suficiente activarlo a punta de limosnas y dádivas y sobornos y extorsiones y zalamerías para que se rindan a los piés del tiranuelo de turno, esa banda de anti-líderes que Bolívar pronosticó para nuestro sufrido país.
Yo fundé y mantuve activa por diez años (1990-2000) una Agrupación llamada Pro Calidad de Vida, la cuál estaba orientada, entre otros objetivos, a decirle a los venezolanos que la corrupción no es congénita, ni cromosómica y que podemos liberarnos de ella siempre y cuando existan dos ingredientes principales: la educación ciudadana y un liderazgo honesto. En esos diez años llevé a cabo más de 250 talleres para unas 15000 personas: estudiantes, maestros, profesionales, trabajadores, blancos y marrones de todos los matices, pobres y ricos, jovenes y viejos. El taller se llamaba (y se llama) “Estrategias para el control de la Corrupción” y su sistemática implantación nos mereció la representación de Transparencia Internacional en el país por casi cinco años, hasta que debí ausentarme. Muchos de los talleres fueron hechos para entrenar a otros “instructores”, por lo cuál espero que sigan llevándose a cabo en algunos de los países en los cuáles se dieron: Venezuela, Nicaragua, México, Panamá, Bolivia, Paraguay y Ecuador.
El mensaje central de nuestro taller descansaba sobre la naturaleza “cultural”de la corrupción, una cultura de la corrupción impuesta por los falsos líderes y la ignorancia del papel del ciudadano en una sociedad progresista. La educación ciudadana no existe en Venezuela, donde muchos compatriotas piensan que solo tienen derechos pero no tienen deberes. Vean ustedes el número de veces que la constitución chavista habla de derechos, (aunque Chávez los pisoteé en la práctica) y las poquísimas referencias a los deberes ciudadanos que contiene, para que ustedes aprecien la orientación que se le quiere dar al venezolano nacido en un país petrolero, en el cuál la riqueza no viene del trabajo y del sudor de los habitantes sino del incesante ir y venir de los balancines.
La otra carencia principal causante de la corrupción es la de un liderazgo honesto y con visión de grandeza sobre el futuro de nuestra nación. La democracia venezolana pasó por su etapa positiva (1958-1975), la de Larrázabal, Betancourt, Leoni, Caldera (I) y la mitad de CAP (I) y comenzó a declinar a partir de la Gran Venezuela de CAP, luego Herrera, Lusinchi, CAP (II)y Caldera (II), hasta llegar al desastre con semblanza homínida que tenemos hoy en Miraflores desde hace nueve largos años. Para este engendro actual no existe un país sino una herramienta para la satisfacción de sus objetivos: la destrucción del capitalismo, la exportación de su incomprensible teoría socialista, su perpetuación en el poder, la compra de conciencias en el hemisferio y la prostitución de las instituciones. Para lograrlos, piensa él, es necesario repartir mucho dinero, establecer un régimen de limosnas que reemplaze los mecanismos institucionales que existen en todos los países civilizados y mantener alimentado al venezolano de frágil ciudadanía con promesas y con real. Permitir y promover la corrupción es, por lo tanto, indispensable para su estrategia, tanto la corrupción de sus cómplices, como la de los habitantes más humildes, como la de quienes lo apoyan en otros países.
No es sorprendente, por lo tanto, que el chavista soez y anónimo que comenta el artículo publicado en mi blog considere que la corrupción es condición “natural” del venezolano. Asi lo cree firmemente y es por ello que, con gente como esa, el país no va a poder echar adelante. Afortunadamente la ola, tipo tsunami, que barrerá con estas alimañas ya está en movimiento. No es reversible y se agiganta cada vez más. Este es un proceso que está más allá de los deseos y de las bajas pasiones de quienes ocupan hoy, por infortunado azar, las posiciones de poder político en mi país.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sr. Coronel, lo que escribe me gusta. Estoy de acuerdo con usted. Y esa mentalidad corrupta del venezolano chavista, siempre ha existido en Venezuela, lamentandolo mucho! Se acostumbro al venezolano a recibir limosnas de los gobiernos.
Muchas gracias!! Uvyales