viernes, 5 de febrero de 2010

Esperando la nieve.

Ahi viene...


Hoy y mañana nevará en Washington DC y en Virginia norte, donde vivo. Será una nevada grande, cercana a las más grandes que hayan caído en la zona. Se esperan unos dos piés de nieve, más de medio metro, lo cual la hará una de las nevadas “históricas” para la región.
Lo que me ha parecido muy interesante es la manera como la comunidad se ha preparado para este evento. Ayer en la mañana recibí una llamada de la farmacia donde compro mis medicinas. Según su record, me decían, yo solo tendría una de las necesarias medicinas por ese dia de ayer, por lo cual era importante que pasara a renovarla. En efecto, ya lo había planificado así, pero me pareció muy civilizado eso de que me lo recordaran.
De allí fuimos al mercado. El gentío era impresionante. Había colas para estacionar y tuve que dar varias vueltas hasta encontrar a alguien que salía de su sitio para poder estacionarme. Ya mi esposa había entrado al mercado y se hallaba en proceso de comprar. Este mercado es muy grande y hermoso y nunca lo había visto tan lleno de gente. Los 30 cajeros estaban atareados, enfrentando largas filas de clientes. A medida que algo se agotaba, leche, pan, baterias para linternas (o linternas), sal para derretir la nieve, los empleados colocaban nuevos suministros como por arte de magia. Me di cuenta que la gerencia había pensado en lo que iba a pasar y habían tomado precauciones, en lugar de vender lo que tenían en los estantes y punto. Pero, a su vez, pensé ello significaba que los camiones de transporte habían estado trabajando horas extras y los productores habían estado incrementando sus inventarios por algun tiempo.Hablé con un joven gerente del mercado sobre esto y me dijo que ellos tenían un plan de inventarios para todo el invierno, basado en predicciones del tiempo hechas con semanas de anticipación. Claro, no podían predecir el tiempo con un mes de antiipación pero si la tendencia y su influencia en el nivel de inventarios que sería necesario.
De allí fui a un sitio llamado Total Wine, a buscar mis vinos favoritos del momento: un Malbec espectacular, marca Phebus, que venden $8; un excelente vino del Ródano de la casa de André Brunel ($9), un Cote de Ventoux de Vidal Fleury ($10), un Chardonnay de Beringer ($5) y un extraordinario vino espumante de Flichman (Argentina) que es 80 por ciento Chardonnay y 20 por ciento Malbec ($9). El color es hermoso y el sabor extraordinario. Allí dejé parte de los $100 que me habían pagado dos días antes por escribir un Book Review en un diario de Washington.
Luego, llené el tanque de mi auto de gasolina ($22) y pasé por la biblioteca del condominio, donde uno aporta y se lleva libros gratis. Seleccioné cinco libros de bolsillo, tres de detectives, una biografía de Somerset Maugham y la historia clínica de Adolfo Hitler (le inyectaban estimulantes casi todos los días).
Bueno, ya estoy en mi casa. En una hora comenzará a nevar.

1 comentario:

Ed LaCave dijo...

Muy buena la descripción que haces de la excelente organización que caracteriza esa y otras sociedades avanzadas. Lo que nos cuesta entender a los venezolanos es que esa organización, la confiabilidad y estabilidad en el servicio de otros (llámense meteorólogos, farmaceutas, gerentes de automercado) es un elemento decisivo en el progreso común. Saludos!