miércoles, 10 de agosto de 2011

Hay que marchar sobre Miraflores




No se si se han dado cuenta de que Miraflores está vacío. Y cuando digo que está vacío no me refiero solamente a la ausencia física del presidente desertor. Me refiero al vacío de liderazgo genuino que ha caracterizado al régimen desde sus inicios.

Ustedes han oído hablar y hasta pueden haberse hecho eco del “ fuerte liderazgo de Hugo Chávez”. Pero esta es una gran mentira. El verdadero liderazgo es el que logra unificar a un pueblo para conseguir objetivos comunes de bienestar y progreso. No hay liderazgo genuino en intentar colocar a la mitad de un país en contra de la otra mitad. Esa es una estrategia que conduce al fracaso, una estrategia que no tiene nada que ver con el verdadero liderazgo. El verdadero líder no puede conducirnos a la ruina y al odio, debe conducirnos hacia el progreso y la solidaridad.

La presidencia de Venezuela es un cascarón vacío. Los venezolanos siguen atados a la ilusión de que existe cuando ello no es cierto. No hay presidencia en Venezuela. En su lugar tenemos una mentira colectiva alimentada por un pequeño grupo de magos de oz, pobres hombres y mujeres quienes se aferran a la farsa de una “revolución” y un liderazgo “revolucionario”. Esta ilusión nos ha salido muy cara porque ha condenado al país a la inercia, a una espera por lo que no ha de venir. Venezuela ha perdido estos últimos trece años, no solamente en el tiempo, sino en su capacidad de progresar, de mantenerse a la par del adelanto que experimentan otros países. De una posición de vanguardia en la región hemos descendido a los peldaños inferiores, junto a Haití, Paraguay y Bolivia en casi todos los índices económicos y sociales.

Tenemos que marchar sobre Miraflores. No hablo literalmente, aunque esa sea también una posibilidad. Hablo de actuar, con vigor y decisión, para elegir un liderazgo verdadero, compatriotas quienes puedan trabajar con toda la sociedad y no solamente con sus amigotes, quienes puedan interpretar debidamente las ansias de libertad y de progreso que tenemos los venezolanos. Ese progreso no puede lograrse a punta de limosnas y de promesas. Tendrá que lograrse a base de trabajo y realizaciones.

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