domingo, 21 de octubre de 2012

Tres razones por las cuales vivo en USA


Reflexión Dominical

No son todas ni siquiera las más importantes, pero si son de las que más han contribuído a hacerme feliz en este país, por el cual  tengo afecto y gratitud.

viaje al corazón del otoño, en Virginia
Una es el otoño. Por supuesto, USA no es el único país del mundo donde existen cuatro estaciones bien definidas pero el otoño en USA es de una belleza indescriptible. No son solamente los colores, los cuales ofrecen un espectáculo visual intoxicante, sino las condiciones atmosféricas que prevalecen en esta estación. Octubre, en especial, ofrece una combinación de temperaturas ideales, 18-22 grados centígrados, cielos azules, suaves brisas,, una gran luminosidad, días que cantan una suave melodía y  ayudan a nuestro bienestar. Como decía el poeta William Blake: “en el otoño los espíritus del aire viven en los aromas de las frutas”. Y Emily Dickinson: “Su nombre es el Otoño, tiene un color de sangre, su arteria está en el cerro y la vena en el camino”. Las estaciones son un bono inesperado para quienes hemos venido a vivir en esta tierra. Parece que vivimos más: no ya un año sino primavera, verano, otoño e invierno, cuatro mini-años en uno. Cada estación es una vida en pequeño, con su propio ritmo, sus propios aires y colores. Ahora le pregunto a mi esposa: te acuerdas de la primavera de 2005?  Cada estación tiene rango independiente en nuestros recuerdos.

La segunda razón que deseo mencionar es la existencia de maravillosos vegetales y frutas, a los/las cuales soy adicto. El tamaño de la demanda promueve en el país una gigantesca oferta de vegetales y frutas, abarrotando super-mercados y los simpáticos “farmer markets” o Mercados Artesanales, donde los productores vienen a vender sus vegetales y frutas. A quienes, como yo, les encanta una lechuga fresca de numerosas variedades, espárragos, rábanos gigantescos, remolachas, flores de coliflor, berros fresquísimos, ir al mercado es como ir a un museo de bellas artes, a admirar verdaderas obras maestras de esa gran artista que es la naturaleza. He visto auyamas de 700 kilos.

Y en materia de frutas, el desfile es largo: toda clase de “berries”, de los más diversos colores, fresas, frambuesas, moras, “raspberries”. Manzanas de infinitas variedades, peras, naranjas de todos los tipos, mandarinas y bananas, piñas, uvas, aguacates, melones y patillas de diferentes tamaños y formas.  El estar seguro de que puedo obtener, en cualquier momento, casi todas estas frutas (algunas escasean en ciertas estaciones)  contribuye con un buen porcentaje a mi felicidad.

La tercera razón es la existencia de un sistema de semáforos, planificado de tal manera que me garantiza que, cuando llego a una intersección, me va a tocar el turno de cruzar en un tiempo razonable  sin tener que arriesgar mi vida. Mi tension arterial se puede comportar con normalidad y esto,  casi puedo asegurarlo, me ha dado unos cuantos años más de vida. Aquí el semáforo dura lo suficiente como para que pasen 12-15 autos, elimina las trancas y  minimiza la angustia de quien espera.    

Otoño, frutas/ vegetales y semáforos se combinan para una vida plácida, llena de sencillos placeres, un ritmo de vida que puedo controlar, que no me controla a mí.

No pretendo decir que estas tres razones sean las que determinan la felicidad o la tragedia de las naciones. Solo sugiero que la felicidad se basa en las cosas más sencillas, en el convencimiento de que somos hijos de la naturaleza y que es deseable amoldarnos a ella. Que la sociedad existe para que, juntos, podamos ser mejores de lo que pudiéramos estando solos. Que los juegos de poder y las pretensions de hegemonía son perversiones de la gente enferma. Y que, como decía Erich Kahler en el párrafo final de su libro “La Historia Universal del Hombre”: El hombre necesita la bondad tanto como el pan cotidiano.

 

 

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Siendo hijo de Virginia, y especialmente el Norte del Estado vivivendo afuera, tus palabras me resonan fuertemente, hasta un poco de melancholia, Gustavo. El "Blue Ridge" Parkway sobre la Valle Shenandoah es una espectaculo en el Otono, visitado y disfrutado por gente de todos partes del mundo.

Y lo que has notado referente nuestros automercados (y mercados al lado de carreteras) "horns of plenty" bellos, esta muy dificil para los que no han visto a creer la abundancia que ofrezcan. Solo no mencionaste los diferentes tipos de mais dulces que son increiblemente saboroso.

Vivimos en un pais magico.

Damos el bienvenido a todos que vienen legalmente para vivir en paz, disfrutar y contribuir con nosotros.

LJK

Anónimo dijo...

NO OLVIDEN QUE LOS QUE CULTIVAN ESOS ALIMENTOS SON EN SU MAYORIA INMIGRANTES EXPLOTADOS Y DENIGRADOS POR LOS YANQUIS E INCLUSO POR UDS MISMOS.
JG

Anónimo dijo...

Tan explotados son, perfecto imbécil, que tienen visados especiales para venir a cosechar, con seguros médicos y paga completa, y pueden regresar a sus países al finalizar la zafra y volver para la siguiente. Ellos vienen, producen y ganan dinero, y siguen viniendo año tras año, cada vez más porque acá consiguen trabajo y obtienen sus visados y son protegidos por leyes laborales justas que los protegen y que les amparan. En Venezuela antes se exportaba alimentos, ahora importamos casi todo. En café, para darte un ejemplo, la producción se redujo al mínimo gracias a tu gobierno. Hay containers que se pudren porque los cubanos como tú no tienen idea de cómo manejar un puerto.

Eres un tarado.

Gustavo Coronel dijo...

Jesús nunca ha salido de Parapara de Ortiz. Lo que dice es lo que lee en las páginas de VEA o Correo del Orinoco, versión chavista. Quien conozca otras culturas amplía su mente, la limpia de tanta cucaracha y clichés como los que constituyen el triste arsenal de Jesús. Ahorita debe estar en la cola de PDVAL, esperando su kilo de papas. No puede imaginarse lo que es un buen Mercado.

Aldoux dijo...

Seguramente el imbécil de jg vió alguna vez una película ambientada en los años 50 donde explotaban a los braseros Mexicanos y cree que las cosas son iguales en la actualidad. Típico de los comunistas: anacrónicos y culturalmente trasnochados. Pobre diablo, si tuviera un mínimo de seriedad daría arrechera pero lo que dá es risa...